Dr. Nelson E. Duarte Morel
Pediatra-Psicólogo
14 de marzo del 2007.
Irónicamente, mientras en países como el nuestro apenas comenzamos a convencer a la población y hasta a muchos trabajadores de la salud, de la importancia de la salud mental como parte importantísima de la atención integral de niños, adolescentes, adultos y envejecientes, en la mayoría de los países desarrollados avanza a grandes pasos el desarrollo de la psicología y la psiquiatría de animales domésticos, en particular de perros y gatos. Una encuesta reveló que solo en el año 2001 se registraron en Norteamérica casi 200 millones de consultas veterinarias sólo para perros y gatos, demostrando un creciente auge del concepto “reverencia por la vida” creado por Albert Schweitzer en su obra Filosofía de la Civilización de 1923. Muchas de estas consultas están motivadas por trastornos de conducta, comunes en las mascotas, forzando la creación de una cartera de veterinarios especialistas en las más inverosímiles ramas.
La tendencia de las familias a considerar las mascotas como parte integral del núcleo familiar, ha hecho que al igual que los pediatras, los veterinarios se envuelvan cada vez más en la dinámica familiar, dando paso al surgimiento ahora en boga del “veterinario familiar”.
No sólo de anemia, infecciones y parásitos intestinales padecen nuestros animales domésticos, sino de casi cualquier enfermedad que padezca el hombre y de otras exclusivas de ellos. Nuestro perro o gato podría padecer de hipertensión arterial, diabetes, epilepsia, hipertiroidismo y morir, al igual que nosotros, de un infarto o cáncer. O podría desarrollar trastornos psiquiátricos tales como ansiedad, depresión, fobias, hiperactividad, agresividad o trastornos de personalidad.
Para estos trastornos, relativamente comunes en mascotas, existe una variedad de tratamientos disponibles que no difieren en mucho de los que se aplican en humanos. En general, se recomienda la combinación de psicoterapia (terapia conductual) conjuntamente con la administración de psicofármacos. Los medicamentos mas comúnmente utilizados son los ansiolíticos, antidepresivos y antisicóticos a las dosis adecuadas para el tamaño y peso del animal. Eso si, se recomienda antes de la administración de cualquier medicamento, realizar hemogramas, exámenes de orina y de química sanguínea. Y un electrocardiograma de base para descartar cualquier anomalía cardiaca.
¿Aun le parece que su perro o gato es muy diferente de usted?
viernes, 15 de febrero de 2008
Psicología animal
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