viernes, 22 de agosto de 2008

Calor y violencia



..."efectivamente, existía una relación lineal y directa entre temperatura y disturbio, es decir, los disturbios coincidían con las jornadas más calurosas."
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(Artículo originalmente publicado por el autor en la revista mensual La Prensa en octubre del 2006).

La violencia representa uno de los problemas de mayor dimensión en el mundo. Según cifras recientes del Banco Interamericano para el Desarrollo (BID), América Latina es la segunda región más violenta del mundo después de los paises del Africa negra, con una tasa de homicidios de 22.9 por 100 mil habitantes, es decir, más del doble del promedio mundial de 10.7 por 100 mil, siendo las ciudades más peligrosas, en ese orden, Medellín, Guatemala, San Salvador, Caracas, Río de Janeiro, Bogotá y Sao Paulo.

No conocemos cifras confiables sobre la violencia en República Dominicana. Sin embargo, los sucesos ocurridos en los últimos 4 ó 5 años ofrecen una muestra de lo que podría convertirse en una terrible epidemia.

Factores como la pobreza, la marginalidad, tendencia genética, modelos de aprendizaje, frustraciones personales y sociales, estados mentales mórbidos, factores ambientales, etc., han sido señalados como causantes o catalizadores de la agresión y la violencia.

Calor y agresión.
En 1833, Lambert Adolphe Jacques Quételet (1796-1874), sociólogo, matemático, astrónomo y estadístico belga, autor del método para clasificar el peso de las personas de acuerdo a un valor ideal para su estatura conocido como Indice de Masa Corporal (IMC o BMI en inglés) de amplio uso hoy en día, propuso una Ley Térmica de la Delincuencia, según la cual los delitos violentos son más probables en los períodos de fuerte calor. La evidencia cotidiana parece corroborar este punto de vista.
Mediante estudios de archivo y experimentales realizados en los Estados Unidos se ha intentado comprobar la veracidad de estas afirmaciones. Entre 1967 y 1971 se estudiaron los disturbios ocurridos en ciudades norteamericanas. Se comprobó la temperatura media diaria en varias ciudades y se encontró que, efectivamente, existía una relación lineal y directa entre temperatura y disturbio, es decir, los disturbios coincidían con las jornadas más calurosas. En otro estudio en Chicago (Anderson y Anderson, 1984), se analizaron 90 días del verano del año 1967 para averiguar la incidencia de actos criminales. Se verificó una relación directa y lineal entre la temperatura media diaria y el número de dichos delitos.
El estudio más completo de todos es el de Anderson (1987), realizado en todo el territorio norteamericano durante una década, de 1971 a 1980, contrastando temperaturas diarias con incidencia de asesinatos, violaciones y atracos a mano armada. Se demostró una relación directa y lineal entre temperatura y delitos violentos.
Más aún, Rule y cols. (1987) sometieron a diversos individuos a una temperatura calurosa (33 grados C) o fresca (21 grados C). La tarea de los sujetos consistía en escribir el final de una historia sencilla e incompleta que les proporcionaba el experimentador. Algunos elementos de la historia tenían un cierto potencial para la agresión. Los sujetos expuestos al calor mostraban una mayor propensión a completar la historia con finales agresivos.
En nuestro país, desde hace tiempo personalmente hemos observado un aumento significativo de los actos violentos en los meses de verano de cada año. De comprobarse la relación, mediante un estudio rigoruso, estaríamos en mayor capacidad de conocer las raíces de nuestra propia violencia y, hasta podríamos prevenir muchas situaciones potencialmente peligrosas.


martes, 19 de agosto de 2008

Caballos de Troya


"...entrarán en nuestras casas, beberán nuestro vino y comerán nuestro pan, de nuestra propia mano"
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Las personas deberíamos ocuparnos de algunas cosas que a veces descuidamos. Como la escogencia de amigos, por ejemplo.
Resulta facil deshacernos de aquellos sujetos que, sin ser de nuestro agrado o compartir nuestros valores, intentan soterradamente mezclarse en nuestro círculo más personal. Pero en ocasiones somos vencidos, engañados o seducidos, complicando de este modo nuestras existencias.
Con los compañeros de trabajo es más dificil, pues aunque podemos a veces seleccionar la empresa para la cual trabajamos, no siempre será así y las más de las veces tendremos que aceptar el paquete, para bien o para mal. Otras, seguramente las menos, quizá tengamos la oportunidad de escoger empresa y acaso compañeros.
También con suerte, con poca prisa y un poco de planificación y cálculo, tenemos el chance de seleccionar a la compañera o compañero de vida.
Con la familia de sangre es diferente. Quien puede seleccionar a la madre, al padre, tíos y sobrinos? Imposible de lograr. Escoger un hijo? Tampoco, a menos que contratemos una agencia de bebés por encargo. Tampoco a los hermanos o hermanas. Con nuestros parientes de sangre nacemos atados, unión que perdurará hasta la tumba.
Con todos, amigos y compañeros escogidos o colados, al igual que con nuestros parientes, construiremos relaciones cortas o extendidas en unos casos, o eternas en otros.
Unos nos querrán y apoyarán. Otros entrarán en nuestras casas, beberán nuestro vino y comerán nuestro pan, de nuestra propia mano; gozarán nuestra solidaridad y nuestro afecto. Y mientras comen, beben y son amados por nosotros y nuestras mujeres e hijos; mientras se sirven de los mejores cuidados, entrando y saliendo de nuestras moradas, como verdaderos dueños, irán recogiendo piedras que luego lanzarán sobre nuestras cabezas y las de nuestros seres más queridos.
Como caballos de Troya.