viernes, 15 de febrero de 2008

Adolescentes y sexualidad

Dr. Nelson E. Duarte Morel
Pediatra-Psicólogo


7 de mayo del 2007.

La sexualidad humana, entendida como el conjunto de emociones y comportamientos relacionados con el sexo, se manifiesta en los seres humanos en distintas formas, sensaciones y sentimientos. La sexualidad no “aparece” bruscamente en la adolescencia, sino que es el resultado de un proceso gradual que comienza cuando nacemos y termina con la muerte.
El recién nacido siente placer cuando succiona el pecho de la madre y los niños pequeños sienten lo mismo tocando partes de su cuerpo. En la vejez, las caricias, los besos, el contacto cercano y la ternura representan modalidades de sexualidad tan placenteras como el sexo genital.
En la pubertad, se produce la erupción hormonal producto del desarrollo de las glándulas sexuales responsables de la diferenciación sexual de varones y hembras. Nace así una forma distinta de sexualidad: la reproductiva.
La sexualidad es una experiencia personal que involucra el aspecto físico, los sentimientos y las emociones. La crianza y la educación, así como la edad, la cultura, la región geográfica, la familia y la época histórica inciden directamente en la forma en que cada persona vive su sexualidad.
Estudios en RD (Endesa 2002) revelan que, a pesar de la percepción generalizada, más de la mitad de los adolescentes dominicanos no ha tenido relaciones sexuales. En el 2000, un estudio internacional mostró que solo un tercio de los adolescentes del Caribe había admitido tener actividad sexual activa (PAHO, 2000). La impresión equivocada de que todos los adolescentes “están en eso”, sirve de presión social para que muchos jóvenes se lancen a la actividad sexual prematura para no estar fuera de moda, lo que representa un riesgo elevadísimo para los embarazos, enfermedades de transmisión sexual, perdida de autoestima, abandono escolar,

promiscuidad sexual y algo no menos importante: disfunciones tales como la eyaculación precoz, frigidez o anorgasmia, aversión sexual, entre otras, como consecuencia de una(s) primera(s) relación(es) sexual(es) prematura(s), precipitada(s) e inmadura(s).
La castidad y la virginidad no hacen daño. Tampoco la sexualidad y el sexo seguro. En sus distintas formas, la sexualidad, es un regalo de la naturaleza que debe administrarse con responsabilidad y madurez, y es una elección personal que debe tomarse sin prisa.

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