¿Qué potencial votante dominicano desconoce que en tiempos de elecciones los partidos y sus dirigentes andan con sacos llenos de millones de pesos que son para eso, para repartir?
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Pasaron las elecciones para sosiego de muchos dominicanos deseosos de la tranquilidad habitual que, en comparación con el ruido electoral, constituye un alivio para nada despreciable. Entre esos me incluyo.
Para otros muchos, si no es que para la mayoría, también pasó la oportunidad de comer todos los días, de tomarse unos tragos libres de cargo o de tener el privilegio de recibir los medicamentos recetados por su médico sin tener que mortificarse por la cuenta. Además de ser paseados, cada fin de semana, por ciudades y carreteras. Todo gracias a la generosidad de los dirigentes políticos. Para este grupo de dominicanos, convendrían votaciones cada 3 meses.
Pocos desconocen que las contiendas electorales han devenido en los últimos años en un mercado o competencia clientelar que obliga a los partidos políticos y a sus candidatos a disponer de una inversión monetaria cada vez más cuantiosa. Difícil averiguar quién fue primero: si el huevo o la gallina. Es decir, dilucidar si son los políticos quienes han corrompido a la población, o si es a la inversa, que la población, haciendo honor a las leyes del mercado (globalización, neoliberalismo y economía de mercado), a una carencia cada día más intensa de principios e ideologías (¿ideologías?) y al tigueraje natural del dominicano, ha venido arrinconando a los dirigentes y candidatos con sus crecientes demandas de prebendas, beneficios y funditas. Probablemente se trate de una mezcla de ambas cosas.
¿Qué potencial votante dominicano desconoce que en tiempos de elecciones los partidos y sus dirigentes andan con sacos llenos de miles de millones de pesos que son para eso, para repartir?
Pienso que los votantes, sabiéndose la quinceañera del barrio, simplemente han aprendido a sacar provecho de la generosidad de los políticos y a su disposición y capacidad de conquistar el voto a cualquier precio, con el agravante de que, como sabichosa muchacha, acepta regalos e invitaciones de todos sus pretendientes y al final se da el lujo de escoger a quien mejor le parece o peor aún, a ninguno, como vimos que hizo el 29 por ciento del mercado de votantes.
Por estas razones no estoy seguro de que esta carrera de seducción a papeletazos limpios resulte en los beneficios electorales que muchos creen. Son muchos los ejemplos de candidatos millonarios que han resultado virtualmente quebrados después de las votaciones. Y de ñapa perdidos.
El pueblo dominicano ha demostrado desde hace varias décadas que decide temprano su voto, tanto que se ha dicho que el candidato que en diciembre lleve la delantera, la tendrá por igual el siguiente mayo. Así lo demuestran las encuestas. ¿Acaso no se sabe desde hace más de un año quien era el favorito para estas votaciones recién pasadas?
Sobre mitos, ilusiones y autoengaño de los que pierden volveremos uno de estos días.
Salcedo, R.D., 21 de mayo del 2008.
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