Dr. Nelson E. Duarte Morel
El autismo es un extraño padecimiento infantil caracterizado por dificultades en las áreas de la socialización, del intelecto y del lenguaje. Junto con el Trastorno de Asperger, Trastorno de Rett y el Trastorno Desintegrativo infantil, el Trastorno Autista forma parte de los Trastornos Generalizados del Desarrollo, denominados así porque afectan de forma significativa y generalizada la vida del individuo. Es un trastorno relativamente infrecuente, que ocurre entre 2 y 20 por cada 10,000 nacidos vivos. Cuando se presenta retraso mental severo, el trastorno es mas frecuente en hembras; cuando el nivel de retraso es leve, es mas frecuente en varones.
El DSM-IV establece 3 características principales del autismo: problemas en las interacciones sociales, dificultades de comunicación y limitaciones en conducta, intereses y actividades (APA, 2000), que por razones de espacio sólo podemos mencionar aquí que la mitad de los casos presentan retraso mental profundo, una cuarta parte presenta retardo leve a moderado y el resto cercano al promedio (CI de 70). La genialidad que nos presenta el cine de algunos autistas es más mito que realidad. La mayoría de los niños autistas desarrolla los síntomas antes de los 3 años de edad.
Existen muchas investigaciones sobre las causas del autismo, pero ninguna ofrece resultados concluyentes. Siendo una enfermedad tan desconcertante, existen numerosas teorías para explicarla. Inicialmente se consideraba el autismo como resultado de una paternidad malograda, esto es, se caracterizaba a padres y madres de estos niños como fríos, perfeccionistas y distantes, lo que dio lugar a toda una generación de padres y madres que se sentían culpables de la enfermedad de sus hijos. Hoy en día, son pocos los especialistas que consideran las influencias sociales o psicológicas como causas de este trastorno, y se da más énfasis a los factores biológicos.
Una variedad de afecciones médicas han sido asociadas con el autismo: rubéola, infecciones por citomegalovirus y estreptococo, esclerosis tuberosa y lesiones producidas durante el embarazo y el parto.
Hoy día, está claro que el autismo tiene un componente genético. Estudios en hermanos resultan en una concordancia de 82% en gemelos idénticos, 10% en gemelos fraternos y 2% en hermanos, 100 veces más que en la población normal.
No existe tratamiento eficaz para el autismo y la mayor parte de las intervenciones se limitan a mejorar las capacidades sociales, intelectivas y de comunicación. De los muchos tratamientos biológicos propuestos, ninguno ha demostrado eficacia significativa.
El DSM-IV establece 3 características principales del autismo: problemas en las interacciones sociales, dificultades de comunicación y limitaciones en conducta, intereses y actividades (APA, 2000), que por razones de espacio sólo podemos mencionar aquí que la mitad de los casos presentan retraso mental profundo, una cuarta parte presenta retardo leve a moderado y el resto cercano al promedio (CI de 70). La genialidad que nos presenta el cine de algunos autistas es más mito que realidad. La mayoría de los niños autistas desarrolla los síntomas antes de los 3 años de edad.
Existen muchas investigaciones sobre las causas del autismo, pero ninguna ofrece resultados concluyentes. Siendo una enfermedad tan desconcertante, existen numerosas teorías para explicarla. Inicialmente se consideraba el autismo como resultado de una paternidad malograda, esto es, se caracterizaba a padres y madres de estos niños como fríos, perfeccionistas y distantes, lo que dio lugar a toda una generación de padres y madres que se sentían culpables de la enfermedad de sus hijos. Hoy en día, son pocos los especialistas que consideran las influencias sociales o psicológicas como causas de este trastorno, y se da más énfasis a los factores biológicos.
Una variedad de afecciones médicas han sido asociadas con el autismo: rubéola, infecciones por citomegalovirus y estreptococo, esclerosis tuberosa y lesiones producidas durante el embarazo y el parto.
Hoy día, está claro que el autismo tiene un componente genético. Estudios en hermanos resultan en una concordancia de 82% en gemelos idénticos, 10% en gemelos fraternos y 2% en hermanos, 100 veces más que en la población normal.
No existe tratamiento eficaz para el autismo y la mayor parte de las intervenciones se limitan a mejorar las capacidades sociales, intelectivas y de comunicación. De los muchos tratamientos biológicos propuestos, ninguno ha demostrado eficacia significativa.
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