martes, 22 de septiembre de 2009

¡Mi hijo se orina en la cama!

¿Alguna vez se ha orinado usted en la cama?. ¿Acaso continúa ocurriéndole semejante tragedia? Pues yo confieso que me orinaba hasta la edad en que le llaman a uno “manganzón”. Por ello sé de la humillación y de la vergüenza que se siente. Un amigo periodista me pidió que escribiera algo sobre este tema para su revista. El pretexto me cayó como anillo al dedo para hablar un poco en este sitio sobre algo que particularmente me afectó.
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La incapacidad de una persona para controlar la salida de orina, durante el día o la noche, en la cama o en la ropa, varios días a la semana, se denomina enuresis, palabra derivada del griego enourein (‘hacer agua’).

Hasta los 5 años de edad, la incontinencia urinaria es un proceso normal, fisiológico, causado por la inmadurez física y psicológica del niño. Si el defecto sobrepasa esta edad lo denominamos enuresis primaria (más frecuente). En cambio, si tras un periodo ‘seco’ de por lo menos 6 meses reaparecen las emisiones involuntarias, la llamamos enuresis secundaria. La enuresis también puede ser diurna (más común) o nocturna.

La enuresis probablemente tiene una causa genética (autosómica dominante). En la mitad de los casos se comprueban antecedentes familiares. Cuando ambos padres han padecido el defecto, un 77% de los hijos la padecerán.

La causa es desconocida en la mayor parte de los casos (idiopática), sobre todo en la forma primaria; se argumentan dificultades en los mecanismos de respuesta neurológica a una vejiga llena. En este tipo de enuresis los problemas psicológicos son rara vez la causa y casi siempre consecuencia del defecto. Sin embargo, en la forma secundaria, los problemas psicológicos son una posible causa.

El impacto emocional de la enuresis en el niño y en su familia puede ser considerable. Estos pacientes son frecuentemente castigados y sufren mayor abuso físico y emocional. Son frecuentes los sentimientos de vergüenza y ansiedad; depresión y baja autoestima; efectos negativos en la auto percepción, relaciones interpersonales, calidad de vida y rendimiento escolar.

Siempre hay que investigar problemas orgánicos como causa, como son la diabetes, infecciones urinarias, estreñimiento, falcemia, hipotiroidismo, entre otras.

La principal justificación para iniciar tratamiento para el niño que se orina es la minimización de la ansiedad del paciente y la frustración de los padres, lo cual se logra mediante el apoyo psicológico al niño y sus padres. Actualmente se utilizan varias estrategias para aminorar o eliminar el problema, como son los programas de modificación de la conducta, los sistemas de alarmas y los medicamentos. Sin embargo, no existe hasta la fecha ningún tratamiento que garantice la solución de la enuresis.

Tanto el niño como sus padres deben ser informados de que el trastorno desaparecerá al crecer el niño con o sin tratamiento. Claro, un diminuto porcentaje de personas continua padeciendo el problema aun en la adultez.
¿Es usted uno de esos? Al menos a mi ya casi no se me salen.

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