…las culpas del Senador se redujeron a una agresión a un sector que por virtud de nuestro pobre desarrollo social y político, se considera intocable,…
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Lo que hemos visto y oído durante los últimos días sobre el caso del Senador de la República por San Pedro de Macorís, Alejandro Williams, es un ejemplo viviente de todo aquello que en su larga vida combatió Juan Bosch.
Repetidas veces, en su ejercicio privado y público, y en sus obras, nos advirtió el fundador del PRD y del PLD, sobre los males de una sociedad poblada y dirigida fundamentalmente por sectores provenientes de la pequeña burguesía, ya fueran de la alta, de la media o baja pequeña burguesía, y de ésta, la pobre o muy pobre. Ahí están su historia y sus obras, como espinas en el corazón de aquellos que, si lo tienen, probablemente sufran de tiempo en tiempo de algún asomo de arritmia o dolor de pecho. Por lo menos.
Porque esas capas de una sociedad como la nuestra, a falta de desarrollo social y político sólo compensan el déficit con el estudio y el crecimiento personal constantes que solo es dado a una minoría de esos grupos sociales a los cuales pertenecemos todos, o casi todos, porque burgueses y obreros son muy pocos.
En países altamente desarrollados e industrializados dirigidos por una clase burguesa sólida (clase dominante), hace tiempo que el Senador Williams habría saltado del puesto, ya sea por voluntad propia o por exigencia de la institución a la que pertenece, sin que necesariamente sea culpable de las faltas que les imputan. Pero aquí ni se renuncia ni te despiden, y todo sigue igual.
Ahora veamos la otra cara de este caso. En principio, los medios dominicanos se refirieron a las supuestas vinculaciones del Senador Williams en un fraude al Medicaid norteamericano, y de paso, a la doble condición del Señor Williams como Senador por San Pedro de Macorís y médico o empresario de la salud en una ciudad de Estados Unidos. La novedad de la noticia casi estaba pasando y de paso su presencia en los medios (como ocurre siempre) cuando de pronto resurgió como resultado del pecado cometido por el legislador de haber contratado a investigadores para contactar a las periodistas que se habían referido a su caso. De inmediato se llenaron los medios escritos, radiales, de TV y electrónicos, de editoriales, protestas y comunicados, hasta de la SIP, denunciando el atentado a la prensa y sus libertades cometido por el congresista por San Pedro de Macorís.
Como por arte de magia las culpas del Senador se redujeron a una agresión a un sector que por virtud de nuestro pobre desarrollo social y político, se considera intocable, y el supuesto fraude al gobierno gringo, que si fuera cierto (el congresista lo niega) sería delito grave, y la escandalosa situación de un Senador de la República que vive y trabaja a tiempo completo fuera del país, cosa que parece ser cierta, y la falta de pantalones del Presidente del Senado y de sus compañeros, y de la misma sociedad petromacorisana, pasan a ser un asunto de poca importancia.
Un ejemplo viviente de nuestro atraso social y político del que tanto nos enseñó y nos previno Juan Bosch.
lunes, 6 de abril de 2009
Ejemplo viviente
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