martes, 5 de mayo de 2015



 Crisis en el PLD

La crisis es política, y ante la torpeza de unos y de otros se impone una solución política resultado de negociaciones políticas.




El conflicto suscitado entre las dos tendencias principales que en la actualidad dominan el Partido de la Liberación Dominicana luego de la decisión del Comité Político de esa organización de imponer la reforma constitucional para restablecer la reelección presidencial, pusieron al descubierto una lucha por el liderazgo, control del Partido y del Estado que lleva ya décadas.

No se trata de un enfrentamiento por la defensa de principios partidarios, institucionales ni patrióticos, sino como han sido casi todas las luchas de tendencias en esa y en cualquiera otra organización político-partidaria policlasista: una simple guerra de grupos por alcanzar los beneficios del poder político. Por eso los grupos y tendencias están terminantemente prohibidos, desde su fundación, por los estatutos y métodos de trabajo del Partido de la Liberación Dominicana: son como un "cáncer" para la organización, a decir de su fundador, guía e ideólogo Juan Bosch, posición que todos los peleídistas, en su discurso, acatan y repiten, pero muchos no cumplen.

La actual crisis es el resultado de esa violación grosera a las reglas establecidas: la formación de grupos y tendencias, latente y discreta en el pasado, y abiertas y descaradas en la actualidad, sobre todo luego de la salida de la dirección del PLD de su fundador.

Como protagonistas de esta guerra de grupos están por un lado, el Presidente de la República, Danilo Medina Sánchez, jefe de una tendencia o grupo que lleva igual o mas tiempo que el Partido en el poder, y que desde el mismo Palacio Nacional, como segundo o armador político de los gobiernos del PLD, trabajaba como hormiguita en su construcción, colocando fichas, aquí y allá, leales a su figura y a nada más.

Paralelamente o consecuentemente, emergió el grupo o tendencia del Presidente del Partido y Presidente del la República Leonel Fernández Reyna, conformado básicamente por funcionarios y subalternos suyos, henchidos de un poder que la reelección y la corrupción resultante aumentaron con creces. Por supuesto, leonelistas ante todo.

La ruptura de ambos de jefes de grupos tras las primarias del año 2007-2008 formalizó la guerra entre dos grupos claramente diferenciados: leonelistas y danilistas; los primeros borrachos de poder y arrogancia, y los segundos, embriagados de amargura y rabia, lo que convirtió a muchos en resentidos y ávidos de venganza.

En la coyuntura actual, de nuevo es la guerra por el control del Partido y del Estado por parte de dos peledeístas propietarios de sendas mitades de PLD la convidada en la reunión del Comité Político y en el Congreso Nacional: los de Leonel cegados por su arrogancia y "necesidad" de regresar al Palacio Nacional si dar paso al menos a media docena de dirigentes dispuestos y aptos para ostentar la candidatura del partido; y los de Danilo obnubilados por el sectarismo, resentimiento y sed de venganza que razonan que es ahora o nunca y convencidos de que cuatro años más los podría emparejar con sus poderosos adversarios.

La crisis es política, y ante la torpeza de unos y de otros se impone una solución política resultado de negociaciones políticas (Santiago es tuyo, Samaná es mía, San Pedro pa'ti, Salcedo pa' mi) entre los dos jefes de tendencias. Porque ya Bosch no está para expulsarlos a los dos y los demás miembros del Comité Político lucen desdibujados, sin voz ni pensamientos propios, empequeñecidos y parecen mas bien pendientes de la mejor oferta.

Salcedo, República Dominicana,
5 de mayo del 2015.



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