Desde el pasado 20 de enero, las minorías de Estados Unidos y en particular la comunidad afroamericana se han quedado sin el principal argumento que durante siglos les ha servido de pretexto para mantenerse rumiando la supuesta o real desventaja que con relación a la comunidad blanca les ha sumido en niveles de pobreza, aislamiento y subdesarrollo que a su vez han sido poderoso nutriente de sus resabios, complejos y resentimientos y que les ha conducido a través de los años a una conducta autolimitante y autodestructiva. Que se puede argumentar ahora, después del 20 de enero?
Desde la indicada fecha un ciudadano de raza negra, hijo de otro negro nacido en el corazón de la África Negra, y que además tiene nombre musulmán, nacido fuera de los Estados Unidos y criado en el tercer mundo, ha asumido la presidencia de la nación mas poderosa de la tierra, puesto vedado, a través de los siglos, a minorías y sobre todo a negros. Solo las capacidades personales, la preparación intelectual, el carisma y el liderazgo natural de Barack Obama hicieron posible el milagro.
Ahora se puede asegurar lo que a muchos parecía hasta hace poco una utopía: los norteamericanos son capaces de elegir, igual que nosotros, hasta a un negro con tal de cambiar su destino.
Desde el 20 de enero, cualquier madre negra de los Estados Unidos podrá decir a su negrito: "tu también podrías ser presidente, si te portas bien y te conviertes en buen ciudadano". Y no le estará mientiendo, pues ya no hay excusas para la autodestruccion.
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